martes, 9 de junio de 2015

Textos Ganadores del Reto nº 26: Silencio se Graba

RETO Nº 26: SILENCIO SE GRABA

Texto Ganador en Verso

(44puntos)
GINEBRA BLONDE
 (Perfil de Facebook)

“Y LLORA EL CIELO”
(Leer comentarios en el grupo Territorio de Escritores)

Y cómo escapar de esta gran mentira que ahoga…
Cómo luchar contra tan inmenso reparto 
Actores del tres al cuarto, lágrimas de cocodrilo
Guiones firmados escondidos a cal y canto
¡Arriba cinéfilos de bellas historias! 
De ciencia y progreso, leyendas y glorias
Que no nos den tortas a falta de pan
Que no nos callen la boca
Nosotros somos la historia
La vida es nuestro Óscar
Y que tiendan esa alfombra roja
Para éstos nuestros pies que aunque fuertes
Están cansados de luchar contra ese estrellato
De podridas y falsas victorias
No más películas de precinto en las puertas
Echados al duro asfalto y como único techo 
Un cielo que llora…
No más batallas y “Juego de tronos”
Ya padecimos con”El Padrino”
Ya sufrimos con “La vida es bella”
¡Seamos “Los increíbles”!
Unamos nuestras manos y
VIVAMOS, que con creces 
Nos lo hemos ganado.

Gine.P

Texto Ganador en Prosa
(28 puntos)
ISA GARCÍA
 (Perfil de Facebook)

(Leer comentarios en el grupo Territorio de Escritores)

Formaban una pareja peculiar. Solían pasear por la Plaza Pérez Pastor y pararse en el puesto de "Los Cocos" a saborear sus especialidades, ajenos a las furtivas miradas que despertaban a su paso. La mucha edad que se les leía en la piel desentonaba con su ágil caminar, su ropa blanca estilo ibicenco y la flor que ella solía llevar en el escote. Se les notaba diferentes, algo extravagantes, y a ellos poco les importaba.

Aquella noche de agosto fuimos en pandilla al Cinemar San Fernando, disfrutando con la idea de que nuestros padres ya no nos consideraran tan niños. El cine de verano con su pequeña taquilla, sus bombillitas blancas y el encalado de su fachada enmarcada en azul turquesa, llevaba el estío escrito en sus sillas de forja, en el verdor de sus tiestos de barro sembrados de aspidistras y en alguna que otra salamanquesa que correteaba con gracia la pared que hacía las veces de pantalla.

No recuerdo qué película vimos, pero sí que fue una noche especial. Justo a las doce pararon la proyección y nos subimos al "gallinero" a contemplar los fuegos artificiales que desde la ría festejaban el quince de agosto. Tan cerca los teníamos, que la magia de su luz se nos colaba en los bolsillos. Pero Silvia, la más pequeña de todos nosotros, sintió miedo y bajó tan aprisa la escalera que apenas me dio tiempo a alcanzarla... Y allí los vimos, en el solitario patio de butacas, vestidos de blanco y esa inconfundible flor prendida en su escote. Labio sobre labio, alma con alma y la mirada cuajada de ese amor que solo unos pocos saben hacen perdurar con el tiempo. Pensé que tenían los bolsillos tan llenos de magia que no habría luz que pudiera colarse en ellos.

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